Historias de El Pardo

Un lugar para el recuerdo de los Veteranos del Regimiento de Transmisiones



19/05/2007

De permiso nocturno

Por las tarde si no teníamos servicios, se podía salir del cuartel, eso si, con el uniforme de paseo y debidamente aseados y el pelo en la justa medida.

Si por alguna causa justificada necesitabamos regresar más tarde de lo estipulado, se requería disponer del correspondiente permiso firmado por el Suboficial y Ofical de Cuartel.

Este documento refleja un permiso para regresar a las 8 horas del día siguiente al que se concede.

Algo que se llevaba a rajatabla era el estar puntualmente en la formación de la Retreta, llegar tarde significaba un arresto.

NOTA: al salir de uniforme de paseo era habitual cambiarse de paisano en algún bar y rezar para que no te pillaran los PM. También cayeron muchos arrestos por estar de paisano por Madrid.

1 comentario:

  1. • 11:58 martes, 15 de mayo • Julio. escribió:
    Hola: en nuestra época no hacían pases de paseo. Se podía salir todos los días de 6 a 9 por las tardes, de uniforme, claro está y los domingos podías salir por las mañanas después de la misa obligatoria. Había pases especiales que les hacían a los que tenían que ir a Madrid en misión oficial fuera de las horas de paseo. También existía el “pase de pernocta” para los que vivían en Madrid. Los que disponían de este pase salían a las dos de la tarde y regresaban al día siguiente, antes del toque de diana, siempre y cuando no estuvieran de servicio.
    Había patrullas de Vigilancia Militar formada por tropa de la guarnición. A mediados del año 65 fundaron en la 1º Región , la Policía militar. Estas parejas de individuos eran temibles. Cualquier pretexto podría servir de arresto. En más de una ocasión en que salíamos de paseo por la principal, después de haber sido revistados por el oficial de Guardia, estas parejas de “Pili y Mili”, como les llamábamos, se apostaban en el parquecillo que había en frente del cuartel cruzando la carretera y nos revisaban otra vez. A muchos nos hacían regresar de nuevo al acuartelamiento por tener pelo largo, botas sucias o llevar el cuello de la guerrera desabrochado. O sea, aquello no lo entendía nadie. Un abrazo.

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