29/07/2008

Las palomas mensajeras en la Prensa

Ya que desapareció el pasado 28 de marzo de 2.008 el Servicio Colombófilo del Ejército de Tierra, traemos hoy aquí para su recuerdo, dos artículos que reflejan la fidelidad de estos animales que tantos años sirvieron en el Palomar Central de El Pardo.
El primer artículo es del periódico “El Rotativo”, y el segundo del periódico “Tierra” nº 159.
Haciendo clic con el puntero del ratón en las imágenes se puede aumentar el tamaño de las mismas y facilitar así la lectura de los textos.


23/07/2008

Palomas mensajeras en el Regimiento de Telégrafos

Equipo colombófilo de campaña en el acuartelamiento Zarco del Valle (1.930)
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El primer palomar militar se creó en España durante el año 1.879, en Guadalajara, siendo el 2º Regimiento de Zapadores-Minadores la Unidad a la que se le asignó este servicio colombófilo. En 1.884 se volvió a reorganizar el Arma de Ingenieros, denominándose esta Unidad: Regimiento Montado que al poco tiempo pasó a llamarse Batallón de Telégrafos, teniendo entre sus compañías una de Óptica, otra de Alumbrado de Campaña y una tercera de Palomas Mensajeras, además del Servicio de Aerostación.

Fue en el año 1.899 cuando por real decreto de 12 de julio se organizó definitivamente el Servicio de Palomas Mensajeras continuando situado en Guadalajara. Por real decreto de 2 de Noviembre de 1.904 se crea una compañía de Aerostación con palomas mensajeras. Hasta que por real orden de 25 de Mayo de 1.920 se crea el 1º Regimiento de Telégrafos en el acuartelamiento “Zarco del Valle”, trasladándose el palomar militar desde Guadalajara a El Pardo, tomando el nombre de Palomar Central.

El Ejército llegó a tener más de 2.000 palomas distribuídas entre El Pardo, Burgos, Jaca, Sevilla, Ceuta, Melilla, Tahuima y Cabo Juby

Como ya informamos en este Blog, el Servicio Colombófilo militar fue disuelto el 29 de Marzo de 2.008
Vehículo de Palomas del Rgto. de Telégrafos (1.930)

Soldado con mochila de transporte de palomas (1.930)
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Fuentes: ***Artículo: “Cómo se educan las palomas mensajeras”, por D. Francisco Díaz Roncero.-Revista “ESTAMPA” nº 112 – 4 de Marzo de 1.930 (Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España).
***Artículo: “La paloma mensajera, agente de transmisiones” por el Teniente de la Escala Especial D. Miguel Sánchez Martín.-Revista “Ejército” nº 574-Noviembre 1.987
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19/07/2008

Insignia “A la lealtad y al valor”

Esta insignia que nos prestó un amigo nuestro para poder escanearla, es de metal dorado chapado en oro y se entregó masivamente en el acuartelamiento Zarco del Valle, el 21 de Julio de 1.961, para celebrar la inauguración del Monumento a los Caídos, obra que fue debida al escultor D. Santiago de Santiago. Estaba al mando en aquella fecha el coronel D. Mariano Fernández Gavarrón.
En la parte superior lleva el lema del Regimiento de Transmisiones: “A la lealtad y al valor” y era una especie de premio particular que se otorgaba en el Regimiento.

16/07/2008

La historia se repite




Para un padre que guarda muy buenos recuerdos del día de su jura de bandera, es un día tan especial o más cuando su propio hijo comparte las mismas ilusiones de futuro.


Este video se lo dedico a él y al Coronel y Suboficial Mayor de la unidad de la que tan grato recuerdo guardo.


15/07/2008

¿Escudo para veteranos de Transmisiones?

Hoy proponemos un escudo que podría representar a todos los veteranos que pasamos por el Regimiento de Transmisiones de El Pardo.
Como se ve en las imágenes, el escudo contiene los símbolos básicos del Arma. La Corona Real, el castillo de Ingenieros. Las ramas de roble y de laurel clásicas que lo rodean. Los electrodos sobresalientes representativos de las Transmisiones y unas banderas de señales recordando al antiguo Regimiento de Telégrafos. ¿También una paloma mensajera? Y abajo del todo, como ya han propuesto Fernando y Rafael, la leyenda: “Veteranos de Transmisiones” con letras en color morado, el color tradicional del Arma de Ingenieros. Si alguien quiere opinar, no tiene más que dejar sus comentarios o propuestas en esta entrada.

Dibujo del escudo que tuvo el Regimiento de Telégrafos

Primera propuesta de escudo para veteranos
Segunda propuesta de escudo para veteranos

10/07/2008

Sonetos del centinela

Cuántas veces nos habrá tocado en nuestros tiempos estar en una garita de día o de noche. Mirando el reloj cada dos por tres a la espera del ansiado relevo para poder descansar y echar un sueño. Tiempo muerto pensando en miles de cosas: en la novia, en la familia, en la patria chica que nos vió nacer… Alguien alguna vez se acordó de nosotros y compuso estos versos debidos a la pluma del poeta militar D. Luis López Anglada.


I
Un almenado corazón, un muro
que por lo firme al tiempo desafía;
un fiel afán de torre, que porfía
por estar en la tierra más seguro.

Bastión de soledad entre lo oscuro
cuando en el mundo todo es lejanía:
centinela en la noche y en la hombría,
dueño del tiempo y del amor futuro.

Tu puesto de razón y de aventura
alza tu pedestal y te asegura
un hombre hecho y derecho de la tierra.

Tú y tu fusil y el tiempo por delante
para que, con tu ayuda, Dios quebrante
las razones de fuego de la guerra.

II

No es levantar el corazón violento
y morir entre el fuego y las banderas;
es pensar en el trigo, en las praderas
que dora el sol y que acaricia el viento.

Es quedar en la nada, estar atento
en la sombra, saber que perseveras
en una soledad donde tuvieras
que hacer eternidad cada momento.

Es estar en tu puesto, hora tras hora,
sentir el pulso, avizorar la aurora,
ver que el alma se alarma en cada roce,

Duro fusil y dura amanecida;
parar el corazón junto a la vida
cuando apenas el mundo te conoce.

III

También a ti te guarda, centinela,
la paz de Dios. También a ti, soldado,
te corona la paz del estrellado
campo en que el alma, iluminada, vela.

A tu almenada noche, a tu cautela
nada replica. El mundo se ha quedado
dormido tras de ti, feliz, guardado
por la preocupación que te desvela.

Todos detrás de ti duermen; delante
sólo tienes la noche; palpitante
ritmo del corazón, pausado, lento.

El fusil en tus manos y con ellas
todo un confín de soledad y estrellas
que levanta a la paz tu monumento.

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Revista “Ejército” nº 371 (Diciembre de 1.970)

06/07/2008

Zarco del Valle en el Museo del Ejército

En una serie de artículos publicada por la Revista “Ejército”, titulada “Crónicas del Museo” debidos al coronel D. Luis López Anglada, aparecen una serie de fotos dedicadas a la Sala del Arma de Ingenieros, ubicada en el desaparecido Museo del Ejército de Madrid, cuyos fondos están siendo trasladados al futuro Museo del Alcázar de Toledo. En esta sala había varios recuerdos del General Zarco del Valle, que da nombre a nuestro antiguo Regimiento de El Pardo. Publicamos aquí algunas de esas fotos.

Cuadro al óleo con retrato del general Zarco del Valle

Mesa de trabajo que perteneció al general Zarco del Valle

Sables y bastones de mando del general Zarco del Valle


Panoplia del Arma de Ingenieros

Heliógrafo que se utilizó en la posición de Kudia Tahar (Marruecos) por las tropas del Regimiento de Telégrafos en el año 1.925

Paloma mensajera disecada nº 46.415 que muríó en Jaén (año 1.936) después de que, malherida, entregase un mensaje en el puesto de Santa María de la Cabeza. Esta paloma fue condecorada por tal acción.
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Soneto a una paloma heróica

Ésta que el alto viento conducía,
más que la nieve adicta a la blancura,
envidia matinal de la más pura
biznaga del jazmín de Andalucía,
sólo fue una paloma, no sabía
cuál era la razón de su aventura,
ni que hubiera otra senda más segura
que la recta que el cielo le ofrecía.
Era fiel, más que al nido, a su viaje.
Tiñó en sangre las plumas y el mensaje
y sólo se rindió cuando llegaba.
Su historia se escribió de loma en loma.
No se equivocó nunca la paloma.
Tal vez porque era Dios quien la guiaba.

(Luis López Anglada)
Vista general de la Sala del Arma de Ingenieros
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Fuentes: Revista “Ejército” nº 543 (Abril 1.985)
Fotos: J.F.Blanco

03/07/2008

La odisea del capitán Kindelán

Una historia de aerostación

Capitán de Ingenieros D. Alfredo Kindelán

El capitán Kindelán, del Arma de Ingenieros, que participaba en un concurso aerostático en Valencia, despegó a las seis y media de la tarde del día 24 de Julio de 1.907, pilotando el globo “María Teresa”, ganó el aire y pronto tomó rumbo hacia el Suroeste. A la hora pasaba por encima del pueblo de Catarroja y una hora después se mantuvo sobre la Albufera y Silla, sorprendiéndole una imponente tempestad que estalló a sus pies sobre el lago. Arrojó entonces una buena cantidad de lastre, el globo voló hacia el Oeste, luego hacia el Norte y a las diez y media de la noche se hallaba sobre el caserío de Paiporta. Media hora más tarde volvió a encontrarse sobre Catarroja y desde la altura se puso a hablar a voces con varios campesinos, cerciorándose de su posición. Pudo entonces descender sin riesgo, pero siendo el concurso en el que intervenía de “distancia”, desaprovechó la oportunidad del aterrizaje, en su empeño de prolongar todo lo posible la excursión, presentando un itinerario extenso, que le diese méritos ante el jurado para ganar el primer premio.

Había pasado la medianoche del 24, era la madrugada del 25, cuando el “María Teresa” se cernía sobre el Palmar, pueblecito de la costa. En ocasión en que el capitán Kindelán procuraba entenderse con un barquero, para que le suministrara noticias, el globo fue arrastrado violentamente hacia la parte del mar por una racha enorme de viento. El Sr. Kindelán, dueño siempre de sí, abrió la válvula, descendiendo hasta unos 50 metros sobre el nivel de las aguas. Echó el ancla, y por estar ya a diez metros de tierra, no pudo tocar el fondo. Pudo salvarse ganando a nado la playa, pero no lo intentó por no abandonar su globo.

Desde entonces, empieza para al bravo militar una serie de accidentes peligrosos que supo dominar siempre con espíritu sereno. El “Maria Teresa” se internaba cada vez más y con velocidad bastante acentuada sobre el Mediterráneo, hacia las Islas Baleares. A las dos y media de la madrugada divisó un vapor que ha resultado ser el “Goya”. Desde el buque se echó un bote al agua, pero el Sr. Kindelán hubo de resignarse, preciado de su deber, a no aprovechar el auxilio que en trance tan comprometido se le ofrecía, por la misma razón que la rehusara antes, por no abandonar su aerostato.

Después de este accidente presenció desde su barquilla el magnífico espectáculo de un eclipse de luna. Alboreaba el día 25 cuando divisó las costas de Ibiza. Salido el sol, por efecto del calentamiento aumentó la fuerza ascensional del globo, subiendo a las nueve de la mañana a 3.800 metros. A esa altura, la dirección del aire había cambiado y el “María Teresa” navegaba cada vez más hacia el Norte. El sol se nubló y al amortiguarse el efecto calorífero, el descenso se verificaba a toda prisa, sin que nada valiera el que el capitán Kindelán arrojara como lastre parte de sus vituallas, el ancla, aparatos de observación y su propio uniforme. Era el mediodía y ya se había sumergido en el agua la mitad de la barquilla del globo. A las dos de la tarde, envolvió Kindelán en un hatillo su reloj, la brújula, el cortaplumas y la bocina, y despojado de todas sus ropas, puesto sólo el chaleco salvavidas, se arrojó al mar pero sin alejarse del globo.

La influencia del sol, la debilidad, la sed, la magnitud del trance, marcándose en su organismo llevaron a Kindelán a sufrir momentos de inconsciencia. Se reanima. Pasa un vapor: es el “Castilla”, y ni las señas ni los gritos del náufrago se oyen desde a bordo. Al desvanecerse la esperanza del barco que pasa, surge otra en el horizonte, pues destacan, esfumadas, las costas de Ibiza. A las seis de la tarde, el heróico capitán se decide a abandonar su globo, ante la proximidad de la noche. Hay aquí un momento del episodio lleno de unción religiosa y conmovedora. Kindelán, abandonado de los hombres. Luchando con la naturaleza bravía del mar, hace examen de conciencia, eleva a Dios su pensamiento y su corazón, y emprende una ruta a nado, hacia la tierra lejana. Cerrada casi la noche y cuando se hallaba distante de su aerostato unos 500 metros, vió que un buque se aproximaba a aquel, que se paraba, y que a poco el globo era recogido. Un último esfuerzo, nadando desesperadamente, y al fín, desde el vapor inglés “West-Point” se advirtió de la presencia del náufrago, y fue salvado.

Kindelán revisando su globo por dentro antes del despegue

Naufragio del Globo "María Teresa" visto desde el vapor "Goya"


Kindelán sumergido en el mar antes de ser rescatado por el vapor "West-Point"

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Fuentes: Revista gráfica “Nuevo Mundo” Nº 708-1 de agosto de 1.907
(Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional)