Recordando mi llegada a El Pardo, allá por diciembre de 1979, rememoro aquel primer viaje que un paisano mio nacido en Bilbilis hace mil novecientos setenta y tres años, hizo a Roma. Él con 24 años y yo con 18...a Madrid...y los dos con la maleta llena de ilusiones. Marcus Valerius Martialis partió hacia la "señora de el mundo". Yo lo hice hacia la capital de España.
Gracias a él, conocemos mejor la vida cotidiana de la Roma de los césares. Yo, sin embargo, poco o nada estoy aportando para que se conozca la vida cotidiana de El Pardo. Pero esto puede cambiarse.
Durante su estancia en Roma, hasta que el invierno de la vida tiño de blanco sus sienes, Marcial siempre tuvo presente los años de su juventud en tierras céltibéricas hasta que regresó a su Bilbilis natal. Y en este punto, sí que puedo compararme a él, pues el recuerdo de la mía también reina en la mayor parte de mis ratos de ocio.
Roma...Madrid...siglo I...siglo XXI...dos juventudes en busca de futuro...
¿seré recordado dentro de veinte siglos como lo es él ahora?. Con toda seguridad no. Por eso quiero aprovechar el presente para recordar el pasado, para que éste contribuya a dulcificar aquél. Somos lo que el transcurso del tiempo ha querido hacer con nosotros, aunque en ocasiones, haya sido en contra de nuestra voluntad...
Parafraseando cinematográficamente esta circunstancia, como bien decía Máximo Décimo Meridio, en Gladiator, "lo que hacemos en la vida, tiene su eco en la eternidad". A lo que yo añadiría, "sin olvidarnos de la sagrada antigüedad".
Gracias, amable lector, por leer estas palabras que, aun cabiendo en un puño, desbordan mi capacidad de sintetizar un recuerdo.
un saludo