08/11/2017

60 años

Iglesia de El Aaiún

No he podido resistir la  tentación, seguro que ha prevalecido más la memoria que los años, pero, tampoco estoy de acuerdo... Algo más recóndito lo ha motivado y estoy convencido que se ha originado en un impulso del corazón y toda mi alma.
Es evidente que el transcurso de los años puede entorpecer el reflejar múltiples episodios de una vida, pero puedo asegurar que, sin pretender emular a ningún historiador, si que he logrado llenar mi “mochila” de datos y papeleo, una alforja acarreada en mi espalda ha causado una simbiosis entre lo externo e interno.
Pero, no todo se ha concretado en un etéreo memorandum puesto que en el componente también se ha añadido el factor humano con infinidad de fisonomías que han perdurado y perduran tanto en el recuerdo y distancia como en el trato, afortunadamente con vigencia en el día de hoy.
Hace pues, 60 años, que el azar  unió a todo un grupo con el atuendo caqui, con toda la sencillez a unos chavales veinteañeros y sus  jefes responsables en su Servicio Militar, formando parte de una Compañía Expedicionaria de Radio del Rgto  de Transmisiones nº1 de El Pardo, siendo el destino el A.O.E. , donde permanecieron ocho meses como integrantes de la pacificación en el conflicto denominado de “ Ifni-Sahara 1957-58”.
En aquellas tierras ardientes e inhóspitas, además del cumplimiento del deber, se forjaron vínculos de amistad,  logrando  convertirlos en familiares. Allí pudimos conocer el auténtico valor de la convivencia y del respeto, allí quedaron los suspiros, los temores y las lágrimas,... tal vez también los sudores habrán hecho florecer con posterioridad alguna rama, alguna planta, e incluso alguna palmera. El Siroco y el sol son los mismos.
Esta es una humilde loa dedicada a todos los que participaron en aquella contienda -tanto desgraciada como olvidada-, y quiero recordar a todos los que pudimos regresar, como igualmente  al compañero que allí perdió la vida como fue el Cabo 1º Pedro Fernández Mayoralas Ruíz, cuyos restos junto con otros muchos permanecen en unas arenas que bien seguirán cobijando a héroes en unos  mausoleos lamentablemente no localizados. Pero sabemos que ellos siguen en primera línea, no será posible el  relevo, pero muchos pensamientos les acompañarán siempre.
Quede para las futuras generaciones nuestro homenaje al que acompaña el sensible y adecuado proverbio árabe : “El amor de un hombre por una mujer, es como la luna, que crece y mengua, pero el amor de un hermano por otro hermano es eterno como las estrellas que brillan sobre el desierto.”


José R.Manuel Sabaté
(1957-1958)

MANRESA, 2017