Historias de El Pardo

Un lugar para el recuerdo de los Veteranos del Regimiento de Transmisiones



04/03/2025

Y la historia se repite...


Entre los años 264 a.C. y 146 a.C., una potencia establecida, Cartago, y otra emergente, Roma, estaban llamadas a colisionar por el dominio del mar Mediterráneo. La guerra era inevitable...y tres fueron los enfrentamientos hasta que Cartago fue arrasada y eliminada de los mapas del entonces mundo geográfico conocido.

Las Guerras Púnicas, ni fueron las primeras, ni serán las últimas. Para afirmar esto último basta con asomarnos a la historia de los siglos transcurridos desde la legendaria controversia entre Roma y Cartago. ¿Acaso la humanidad no ha conocido desde entonces multitud de conflictos bélicos, entre los que se encuentran los más devastadores como la primera y la segunda Guerra Mundial?.

Es una constante histórica que los seres humanos, por diversas motivaciones entre las que sobresalen las económicas y geo-políticas, siempre han acabado de solventar sus conflictos de intereses de gran escala a través de la guerra. Bien es verdad que en el actual grado de desarrollo del Derecho internacional, esa tendencia parece estar perdiendo fuelle. Pero a pesar de ello, en estos últimos días, la sombra de Marte, dios romano de la guerra, parece volver a planear sobre la faz de la Tierra.

Una circunstancia nos separa y diferencia de guerras del pasado con la que podría volver a desatarse, viendo lo visto: esta circunstancia es que "sería la última".

Los señores Trump y Putin parecen estar llamados a representar de nuevo los papeles de Anibal Barca y de Publio Cornelio Escipión el Africano (o viceversa). Pero esta vez, tenebrosamente vinculados por un interés común: el dominio no ya del Mediterráneo, sino del resto del planeta.

Así las cosas, ¿sería más temible una guerra comercial a gran escala que el bombardeo mutuo y sin solución de continuidad de Oriente y Occidente?. Ambas manifestaciones comparten connotaciones definitorias, pues los daños colaterales también se contabilizarían en ambas versiones en número de muertos, directa o indirectamente.

Estados Unidos, Rusia, Europa en medio y China merodeando por los alrededores de estos tres bloques parecen estar, como digo, llamados a "medirse". La cuestión que más preocupa: el motivo, la motivación, el "casus belli".

Con todo, no es momento de ser pesimista. Todavía quedan (o quedamos) seres humanos que creen (o creemos) en que "el hombre no es un lobo para el hombre", llevando la contraria así a Hobbes.


17/02/2025

Recuerdos de la mili: una etapa que marcó una generación.


En la imagen que sirve de portada a esta entrada, conmeración del 40 Aniversario de mi ingreso en el Instituto Politécnico nº 2 del Ejército de Tierra en Calatayud (Tercera Promoción de Alumnos Aprendices).

Hubo un tiempo en que, al cumplir la mayoría de edad, muchos jóvenes dejaban atrás su hogar para enfrentarse a una experiencia que les cambiaría para siempre: la mili. Hoy, con la perspectiva que dan los años, miro atrás y revivo aquellos momentos con una mezcla de nostalgia, orgullo y cariño, pues se cumplen 45 años de mi primera entrada por el Cuerpo de Guardia del Regimiento de Transmisiones, con guarnición en El Pardo.

El prmer día: de la incertidumbre a la rutina

Nadie olvida su primer día en el cuartel. Llegábamos con la cabeza llena de historias, algunas exageradas, otras ciertas, pero todos con la misma pregunta en mente: ¿Cómo será realmente esto?. De repente, pasábamos de la comodidad del hogar a un mundo de disciplina, uniformes impecalbes y órdenes que debían cumplirse sin rechistar. La adaptación no era fácil, pero con el tiempo, la rutina se converrtía en nuestro día a día.

Compañerismo: la familia que se elige

Uno de los mayores regalos de la mili fue la gente que conocimos. Al principio, éramos desconocidos con historias de vida distintas, pero poco a poco nos convertimos en una familia. No importaba de dónde vinieras, en el cuartel todos éramos iguales. Aprendimos a confiar unos en otros, a apoyarnos en los momentos duros y a reírnos incluso en las situaciones más absurdas. Porque sí, la mili tuvo momentos difíciles, pero también nos dejó anécdotas que todavía hoy contamos con una sonrisa.

Lecciones que duran toda la vida

La mili no sólo nos enseñó a hacer la cama en tiempo récord o a desfilar con precisión. Nos ensenaron disciplina, resiliencia y, sobre todo, el valor del esfuerzo. Aprendimos que el respeto y la camaradería pueden surgir en los lugares más inesperados y que, a veces, las amistdes forjadas en situaciones extremas son las que más perduran.

El fin de una etapa, el principio de otra

El día que nos licenciamos, sentimos una mezcla de alivio y nostalgia. Volvíamos a casa, a nuestras vidas, pero con la certeza de que nunca volveríamos a ser los mismos. La mili nos había cambiado, nos habíad hecho más fuertes y, aunque en su momento no lo supimos ver, nos dejó recuerdos que hoy valoramos con cariño.


En una encuesta realizada en el perfil de Faccebook Regimiento de Transmisiones Tácticas 21 El Pardo entre quienes pasamos esos días en esta Unidad, los resultados resultan significativos



Un lugar para el recuerdo de quienes por allí pasamos.