Historias de El Pardo

Un lugar para el recuerdo de los Veteranos del Regimiento de Transmisiones



04/11/2016

COMO LA VIDA MISMA


Me he comprado un nuevo ordenador.  Es chino-americano.  El señor Ibeeme, de Nueva York, se lo vendió a papá Lenovo, que comenzó con un bazar en el pueblo de Tó-Acien del norte de China pero que se mudó a Pekín, puso una inmobiliaria y se forró. 
Mi nuevo ordenador es un Lenovo G50-30, tiene RAM 8G (que debe ser algo importante), HDD 500 (más importante todavía) y CPU Intel Celeron N2840 2.18G (probablemente la repera).  Viene con Windows 8.1, además de Microsoft Office 2013, webcam, micrófono y altavoces incorporados.
En cuanto llegué a casa con él, abrí la caja y fui raudo a instalarlo.  Pensé que me encontraría un tocho de 200 páginas de lectura pero sólo consistía en un desplegable de instrucciones (eso pensaba yo) y decía:

SEGURIDAD, GARANTÍA Y GUÍA DE CONFIGURACIÓN.
Instrucciones de configuración inicial.

Y más abajo cuatro puntos con sus respectivos dibujitos:

1. Instale el paquete de batería. (Fácil, lo saqué del envoltorio y lo coloqué en su sitio). 
2. Conéctelo a una fuente de electricidad. (Más fácil aún.  Desenrollé los cables y lo enchufé como la tostadora cada mañana).
3. Presione el botón de encendido. (Facilísimo, pulsé un interruptor pequeñito y esperé).
Yo estaba tan orgulloso por lo bien que se me iba dando, aunque reconozco que los chinos son parcos en instrucciones
4. Configure el sistema operativo siguiendo las instrucciones que aparecen en pantalla.  
Apareció el icono pequeñito de instrucciones en pantalla, una profusión de colores como la explosión de una nova y multitud de pantallitas con la cantidad de cosas que podía pinchar: La vida en un vistazo, Jugar y explorar, Xbox, Groove Música, Photoshop… Yo buscaba solamente cómo diablos abrirlo, así que ni me atreví a tocar una tecla, apagué y le mandé un correo de SOS a mi yerno que es ingeniero informático entre otras cosas.
                Mi abnegado yerno vino después de su extensa jornada de trabajo -nunca se lo agradeceré lo suficiente-, pasó tres horas configurando aquello y apañando lo que fuera necesario, me mostró cómo funcionaban todos los programas (eso sí, a velocidad de informático, es decir, que parpadeas y te has perdido dos pantallas) y se fue a casa.  Espero que, al menos, no le riñeran por llegar tarde.
Lo peor fue a la mañana siguiente.  Encendí el trasto y me llevé un susto, pues se me apareció un venerable  anciano, calvo, poco agraciado, algo bobalicón, con cara de ultratumba como las fotos del DNI, quien, según mi mujer me dijo después, repetía mi nombre y apellidos, aunque yo, con mi sordera y sin audífonos, no me había enterado.  El anciano ponía cara de sorpresa y se movía inquieto, yo también estaba sorprendido y me movía nervioso ante su repentina aparición hasta que, ya harto, le hice un gesto airado con la mano.  Él me hizo el mismo gesto.  Eso sí que no me lo esperaba; en primer lugar, el cliente siempre tiene razón; además, los chinos tienen reputación de ser muy corteses (también la tienen de no pagar impuestos, pero ese es un tema que corresponde a Montoro) y, por último, yo me había gastado 380 euros -y eso aprovechando el descuento del Black Friday- en aquello y me debía un respeto. De repente, apareció una mujer detrás del anciano y pensé que el cobarde había ido a pedir refuerzos.  La recién llegada, aunque con la misma imagen fantasmal de DNI, tenía un aire familiar.  Miré con detenimiento y ¡oh, sorpresa! la recién llegada era mi mujer, por lo que deduje que ¡horror! el venerable anciano era yo. Claro, por eso la webcam estaba encendida. Como no era cosa de disculparme a mí mismo, apagué el ordenador, me tomé un vaso de agua para reponerme y me hice el desayuno.  
Con las fuerzas y el ánimo recuperados por el desayuno (tostada con aceite de oliva virgen extra Arbequina y ajo más una pizca de pimentón dulce de la Vera), me armé de valor y me enfrenté al monstruo.  Otra vez el venerable anciano, esta vez con cara preocupada, pero pronto descubrí que la pantalla tenía una cruz en una esquina, pinché y apareció un mensaje que decía “VeriFace deshabilitado”. O sea que mi sosias se llamaba VeriFace y ni siquiera se había presentado.  
Luego salió una pantalla que me pidió la contraseña de mi cuenta y eso lo hice bastante bien. Esa pantalla tenía además un busto blanco de esos que aparecen en las redes sociales para poner tu foto. Como tampoco era cosa de flagelarme, puse la foto de mi nieto José Francisco, un mocetón de 22 años y 1,84 m que creo que se parece algo a mí cuando era joven, aunque no se lo pienso decir para que no se disguste la criatura.  Yo no necesito verme en el ordenador cada mañana pues ya me miro al espejo, que tiene más píxeles (¿qué querrá decir la palabreja?), cuando me afeito.
Después me dediqué a buscar cosas, me salieron los cotilleos de Microsoft, el tiempo, juegos varios y un montón de cosas más, pero no encontraba ni documentos ni cómo meterme en Internet. Ahora que lo he logrado, lo cuento para compartir mi éxito, aunque sólo será total cuando encuentre cómo manejarme con Internet, Word o Excel.  Os mantendré informados.
Días más tarde me entero de que me ofrecen la última versión de la casa que es más completa… y gratuita.  Difícil resistirse, así que decido descargarme Windows 10. Pincho “Actualizar ahora” pero no pasa nada.  Finalmente descubro un rectángulo minúsculo en la esquina derecha de la pantalla que dice “Get Windows 10”.  Pincho y comienza el proceso de actualización.  Eso me ratifica en la idea de que la informática no es tan difícil sino que la hacen difícil adrede.  Y si no, ¿a qué viene esconder las instrucciones como si jugarán al orí y ponerlas en inglés?
La actualización dura 2:45 horas, con pausas cada diez minutos en que la pantalla se queda negra unos segundos y yo me quedo blanco temiendo que no arranque de nuevo.  Para terminar, me pide “configurar”, “actualizar” y “reconfigurar”.  Lo hago… y otro susto.  Aparece un círculo blanco rodeado de otro azul tenue (debe ser del Podemos chino) que me dice en español: Hola, soy Cortana, estoy aquí para ayudarte a hacer cosas.  O sea, lo mismo que el Podemos español.  No me fio, me da miedo que me pase como con VeriFace, quien, por cierto, ha desaparecido con Windows 10 junto con la imagen de mi nieto mayor.  Una pena, porque en estos pocos días le había tomado cariño a VeriFace; al nieto se lo tenía ya. 
A continuación me dice que tiene 20 actualizaciones.  Me parece bien, hay que estar al día -ojalá me actualizara a mí también-, pero me cuesta otros 75 minutos de angustia. Cuando termina de reactualizarse, toma el relevo el filtro MacAfee para hacer un “análisis de vulnerabilidades” y, tras 75 minutos de tensión nerviosa, me informa de que ha analizado 378.591 elementos.  Como soy de Ciencias, se me ocurre calcular y me doy cuenta de que ha tardado un promedio de 0,011886 segundos en analizar cada elemento.  Es decir, una centésima de segundo, para los que no sois de Ciencias.  Eso me supera.  Si el ordenador tiene 378.591 elementos ¿cómo no se va a estropear alguno de ellos al día siguiente?  Me voy a dormir preocupado.
Hoy me inquieto porque Intel Celeron va lento y parece haber perdido brillo. Pienso que quizás siente nostalgia, así que he comprado un gato chino amarillo (dizque de la suerte) de esos que mueven el brazo izquierdo sin parar y se lo he colocado al lado como pisapapeles.  Yo entiendo de la nostalgia que se siente cuando se está solo y en tierra extraña.  He visto muchas muñequitas flamencas de trapo, toros y una banderita rojigualda encima de los televisores de muchos expatriados españoles con el fondo de Conchita Piquer cantando “Suspiros de España”. Además, para que se anime, le bautizo Celedonio que es lo más parecido a Celeron que encuentro como nombre.  Espero que así se sienta mejor.
                Voy avanzando a trompicones. 
Unos días después nos toca ejercer de abuelos.  En cuanto llega, mi nieto, Álvaro, de 11 años, se sienta a mi lado y se ofrece a ayudarme.  Pronto me desplaza de la silla y asume el mando. ¡Qué espectáculo! Empiezan a aparecer en pantalla cosas que ni sospechaba que se hubieran inventado.  A Cortana lo conoce mucho, es casi íntimo, dice que resuelve todos los problemas y me anima a probar, pero me niego, no sea que me pase como con VeriFace. De repente dice: Cortana, cuéntame un chiste. Y, ante mi asombro, aparece un chiste blanco en la pantalla.  Luego aparece la tienda de Windows.  Dice: Abuelo, es fantástica, es como un centro comercial.  Me reprimo de contarle que lo más parecido a un centro comercial que yo conocía cuando tenía su edad, que ni siquiera había salido de mi barrio, era la pipera, la señora Perpetua, que se instalaba con su carro en la esquina del paseo de las Delicias y vendía pipas de girasol y de calabaza tostadas y saladas, “torraos”, cacahuetes, algarrobas, avellanas, altramuces, almendras blancas, tostadas y garrapiñadas de Alcalá, regalíz y su raíz el paloduz, cromos, cigarrillos sueltos o en cajetillas y agua en botijo por “la voluntad”, entre otras cosas. 
Álvaro adivina que me he puesto triste y se ofrece a buscar mi solitario preferido (Carta blanca o White Card) al que hemos jugado a veces los dos.  Investigadores de la Universidad de Las Vegas opinan que es la mejor prevención contra el Alzheimer. Lo encuentra en un pispás y me explica cómo se descarga, claro que lo hace dos veces todavía más rápido que su padre.
Tras la sesión con Álvaro, asumo a mi pesar que sé muy poco de informática, así que me he comprado una Guía Multimedia: aplicaciones y recursos para todos
Esperaba ponerme al día en breve y dominar a Celedonio, pero pronto constato que entender la guía es todavía más difícil que entender a Celedonio.  A Cortana, ni mirarle.
Han pasado cuatro meses y he recuperado la confianza en la cibernética, pero como creo que no soy el único sufridor informático y pienso que también os ocurrirá a algunos de vosotros, sólo me queda aconsejaros que recurráis a los que saben más:  Álvaro es rápido y económico.

PS. Se vende guía multimedia como nueva.
Francisco Acebes
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17/05/2016

JURA DE BANDERA CIVIL EN EL CUARTEL DEL BRUC

El pasado 7 de mayo se celebró en el cuartel del Bruc de Barcelona una Jura de Bandera para personal civil. Presidió el acto el Tte. General Excmo Sr. D. Ricardo Álvarez-Espejo García , Inspector General de Ejército (I.G.E.) para Cataluña, Aragón, Navarra y La Rioja. Así como el Coronel Illmo Sr. D. Luis Castuera Novella, jefe de la Delegación de Defensa en Cataluña.También estuvo presente el líder del PP catalán y Diputado D. Xavier García Albiol, además de personalidades de la vida civil catalana. Creo que también la Delegada del Gobierno -que no pude ver-.

En dicho acto, participaron en  representación , cuatro formaciones del Ejército de Tierra con sus respectivas Banderas, (Banderas del  Rgto. Galicia 64, Rgto. Arapiles 62, Rgto. América 66 y Academia General Básica de Suboficiales) que, ante ellas juraron las 541 personas (365 hombres y176 mujeres) y fueron besando distribuidos por grupos. El acto concluyó como es habitual, con un homenaje a los Caídos, Desfile y la retirada de las Banderas a los acordes del Himno Nacional, todo con el mayor respeto.


A los jurandos se les otorgó un diploma acreditativo de la Jura.

Fotos: Josep Rafael Manuel Sabaté desde Manresa.
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Público entrando al acuartelamiento

Edificio principal

Panorámica del cuartel

Otra vista

Grupo de jurandos

Formación en el patio

Llegada del Tte. General

Grupo de jurandos


Llegada de las Banderas

Desfile



Recogida de los diplomas

Mi hermano Ricardo

Ante el Monumento a los Caídos

El autor frente a la estatua del Héroe de la Batalla del Bruc 1808

Diploma acreditativo
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Resumen en vídeo de la Jura:

02/05/2016

Sahara, el valor del recuerdo

Por Sabaté y Acebes.-

Precisamente, este primer semestre de 2016 se cumplen 58 años de un regreso feliz de los componentes de la Compañía Expedicionaria de Radio del Regimiento de Transmisiones de El Pardo. Una estancia dolorosa por sus circunstancias, pero amparada por el honor de un servicio cumplido entre compañeros y superiores, (campaña Ifni-Sahara 1957-1958).

Muchos son los años transcurridos y muchos recuerdos todavía permanecen. Somos los que con 80 años ya cumplidos y algunos a punto de cumplir, todavía mantenemos una ilusión de una memoria histórica, sobre todo íntima, gracias a una amistad que, a pesar de ser sembrada en arenales y zonas rocosas y desérticas, ha fructificado en nuestros corazones. Ello nos obliga a considerar lo grande, pero lamentamos la escasa relación entre los que fuimos compañeros y no haber tenido más encuentros por la dificultad de la localización, pese a la infinidad de esfuerzos al amparo de este Blog, en el cual, a través de aportaciones literarias, han estado todos presentes y siempre lo estarán. Asimismo, y aceptando la Ley de vida ¿cuántos de aquellos jóvenes habrán  medrado jubilosos? ¿Y cuántos han llegado al descanso eterno? Para ellos y sus familias, nuestro sincero sentimiento.

Y a esos símbolos de amistad y recuerdo, se añaden con frecuencia otros elementos físicos –más que materiales- que se aúnan en el alma. No es el llanto, sino clamar como mínimo un abrazo de reconocimiento para aquellos que participamos en aquella contienda. Casi diría “el último grito” ante los estamentos del país, que, poco a poco, ha ido borrando y arrancando hojas entrañables – por humanas-  de la historia del siglo XX. Y han sido muchos los gobernantes desde el año 1958 que se han hecho  los “sordos” incluyendo la etapa de la Transición y, hasta la hora presente, la Democracia. Claro que también se han alineado, tanto los historiadores como todos los medios de difusión, eso sí, para destacar la circense visita a Ifni de unos artistas, con imágenes éstas que han repetido hasta la saciedad.

Paradójica y lamentablemente, no hemos sido los únicos olvidados de aquella vergonzante guerra. También lo han sido nuestros oponentes. Los saharauis, que lucharon, en su mayoría, engañados con la esperanza de lograr la independencia de su tierra, para luego verse perseguidos y sufrir la humillación de verla invadida por otra potencia colonial, que los expulsó a un rincón desolado de su territorio donde sobreviven precariamente de la caridad internacional desde que España les abandonó a su suerte el 27 de febrero de 1976 hace ahora cuarenta años.

Estos días, una serie televisiva, nos ha recordado la permanente incapacidad de los gobiernos españoles para cubrir las necesidades de los soldados que enviaron a tierras lejanas para dizque proteger los intereses patrios. En los postreros días de la guerra de las Filipinas, en Baler, un enfermero comenta: “He visto enterrar a más muertos por el hambre y el beri-beri que por armas del enemigo”. Y así viene ocurriendo desde los Tercios de Flandes con las imágenes repetidas de los soldados desarrapados, abandonados a su suerte; la guerra de Cuba, las del protectorado en África. Y así nos sentimos nosotros, en pleno siglo XXI. Abandonados y olvidados, entonces y ahora.


Son todavía hoy muchas asociaciones de estos veteranos que esperan el reconocimiento debido, que mantienen y presentan mucha documentación sin respuesta, aunque sus listas han visto disminuídas las fichas de afiliados debido al transcurso de los años. Aún así sigue la esperanza, al menos de obtener un reconocimiento fraternal acompañado por algún texto de algún erudito escritor de la Real Academia de la Historia. Eso sí, de buena voluntad.

14/03/2016

Jornada de Puertas Abiertas 2016

ACTIVIDADES

***EXPOSICIÓN DE VEHÍCULOS MILITARES
***EXPOSICIÓN DE VEHÍCULOS DE LA GUARDIA REAL
***TIRO DE AIRE COMPRIMIDO
***PASO DE PISTA DE APLICACIÓN
***ENMASCARAMIENTO OPERATIVO
***DEMOSTRACIÓN DE PERROS DE DEFENSA, ANTIDROGA Y DE EXPLOSIVOS DE LA GUARDIA CIVIL
***SIMULADOR DE CARROS DE COMBATE
***EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA Y VÍDEO
***VISITA GUIADA AL MUSEO DE TRANSMISIONES
***ACTO HOMENAJE A LOS CAÍDOS Y DESFILE
***CONCIERTO DE LA BANDA DE MÚSICA

04/03/2016

EL COMBATE DE EDCHERA (Otra versión)

Otra versión del combate de Edchera (13 de Enero de 1958) protagonizado por la XIII Bandera de La Legión, otras Unidades y algunos miembros del Regimiento de Transmisiones.


(Foto: Minisdef)



22/02/2016

BATALLÓN DE TELÉGRAFOS EN 1890


Tropas de telegrafía óptica del Batallón de Telégrafos haciendo prácticas en el Cuartel de la Montaña de Madrid. 1890. El Batallón de Telégrafos fue el antecesor del Regimiento de Telégrafos.

Extraída de “Ejército y fotografía. Crónica en blanco y negro (1850-1930)”. Ministerio de Defensa. Madrid, 2007.


01/01/2016

Inauguración del Regimiento de Telégrafos




 Dos fotos de cuando se inauguró el Regimiento de Telégrafos en el acuartelamiento Zarco del Valle (El Pardo –Madrid) Año 1917.
(Fotos: Todocoleccion. Net)