
A los tres meses de estar trabajando en este sentido, nos vino el relevo. Yo me encontraba entonces con una patrulla en Tisbora y me vino a relevar un cabo. La orden que traía era hacerse cargo de todo el material del que yo era responsable; como me pareció que dejar todo aquello sin llevarme algo a cambio era un poco raro, tuve la idea de escribir, en el único papel que tenía en blanco-el impreso de un radiograma-, un burdo recibo que, si bien no hubiese tenido validez legal alguna, a pesar de ello me hizo marcharme de aquel lugar un poco más tranquilo.
Os remito el desastroso recibo que tuve que escribir encima del capó del Land-Rover a 55º a la sombra.
Un saludo a todos
Antonio (Alicante)