Dicen los expertos en la materia que entre padres e hijos suele darse con elevada frecuencia lo que ellos denominan "conflicto generacional". Un término con el cual se pretende definir el "choque" entre dos modos de entender la vida o, más concretamente, entre las maneras de afrontarla. Trasladando este término a la materia que nos ocupa en este blog, el conflicto generacional también surge entre quien conoció el servicio militar de otras épocas y quien lo conoce a fecha de hoy, aunque no se llame ya servicio militar. Como es natural, las posturas defendidas por unos y otros son antagónicas, pues para cada "bando" el sistema idóneo es el suyo.
Quienes tenemos lejana la época de uniformados, en mayor o menor medida, hemos ido atesorando conocimientos y experiencias en diversos campos o actividades y la perspectiva del mundo que nos rodea es, quizá, más adaptable al proceso cognitivo de nuestro entorno, por lo que en algún modo pretendemos proyectar o inculcar sobre las generaciones que nos siguen esos "principios", pero no de forma impositiva, sino educativa. Pero los 18 años de nuestros días no son nuestros 18 años y esta natural función "orientadora" que padres tienen sobre hijos no resulta fácil...es más...la realidad social actual viene a sumar un punto de dificultad en esta tarea.
¿Cuál sería, pues, el método ideal para superar con garantía esta polémica generacional?. Creo que esta cuestión podría ser un tema interesante para muchos de los autores y colaboradores de este blog, el cual también podría destinar un "rinconcito" a estas reflexiones, y no solo a nuestro recuerdo del servicio militar. Y pienso así porque muchos de los que colaboramos en estas páginas somos padres, e incluso abuelos, según comentarios recientes. Tampoco creo que nos saliésemos del objetivo primordial de "Historias de El Pardo". Es más, sería fortalecer este objetivo
Os invito a todos a que este en este espacio también pueda tener lugar vuestra opinión sobre este asunto, pues la materia es interesante y podría contribuir positivamente en el lector.
Saludos desde la capital del Ebro
La generación de ayer vista por la generación de hoy, esa es la cuestión eterna que siempre ha movido a la sociedad desde tiempos pretéritos. Sin embargo, parece que esta diferencia generacional se acentúa cada vez más, empezando por la propia familia, en donde la “autoritas” del padre brilla cada vez más por su ausencia.
ResponderEliminarUna sociedad como la actual en la que se busca cada vez más la obtención del placer inmediato sin ningún tipo de sacrificio, ni de trabajo para conseguirlo. Si se le pierde el respeto al padre (o a la madre). Si se han devaluado el significado de palabras como “esfuerzo”, “sacrificio” para la obtención de los objetivos deseados, si, aparte de ello se pierde un referente en el “jefe de la tribu”, en la sabiduría del anciano al que se le relega a un mundo aparte, pues… no le veo solución.
Por otro lado, los medios externos que influyen en la juventud tratan de inculcarles que la “autoritas” es fascismo, con todas las connotaciones que ello conlleva, sin iluminarles con algún otro “sustituto” como pudiera ser la “responsabilidad personal” en todos los actos de la vida. Si la educación actual trata de conseguir ciudadanos responsables, pero al mismo tiempo se les incita al consumo masivo, pues algo falla. Aunque, claro, puede haber honrosas excepciones en las que pueda esperarse algo positivo.
A lo mejor es que soy un pesimista en todos los órdenes.
Un saludo.
En puridad de conceptos, amigo Julio, no es pesimismo lo que se desprende de tu interesante comentario. Que algo falla en el mecanismo es una evidenca irrefutable a todas luces. Esa misma sensación que nos narras creo que la tenemos más de uno. La juventud de épocas pasadas se movía hacia adelante por inercia a la conquista de metas y objetivos, tal vez "idealistas" con el aliciente de partir de cero. A la juventud de hoy, ¿puede aplicársele esta premisa?. ¿Es quizá el hecho de que no hay carencias de medios lo que determina esta casi "apatía" por atesorar experiencias vividas por otras generaciones?. ¿Acaso nuestro sistema educativo actual, incluido el uiversitario, está contribuyendo a este "Jalón por media vega" como se dice popularmente en mi tierra, que parece haberse decretado?.
ResponderEliminarDesde luego que no somos los primeros en entrar en estas divagaciones, pero quizá sería el momento de que esta cuestión fuese analizada con mucha más profundidad y rigor por los poderes públicos. No es demasiado tarde y tampoco es pretender alcanzar la perfección social en el sentido ateniense de la expresión, pues conocida es la vulnerabilidad del ser humano. Sin embargo, como parte que somos de este conglomerado que llamamos "humanidad" sí que deberíamos preocuparnos un poco más e intentar buscar soluciones. En España no nos faltan mentes preclaras y jóvenes promesas capaces de dar "luz" a este cada vez más generalizado ambiene de "desastre".
Veamos que opinan los más veteranos sobre esta cuestión. Y puesto que este blog está siendo cada vez más visitado, incluso por países del mundo latino, quizá sea la oportunidad de contribuir con nuestro granito de arena.
El tema es lo suficienemente interesante como para profundizar con más rigor científico.
Saludos desde la capital del Ebro