Hace pocos días tuve la alegría de recibir el Diploma referenciado que han tenido a bien concederme, claro que, atendiendo a mi solicitud y al amparo de lo expuesto en la disposición transitoria undécima de la Ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la Carrera Militar. Con ello quiero decir que gracias, porque realmente mía ha sido la satisfacción.
-
Bien analizado, no deja de ser un gozo, aunque sea que ha llegado a mis setenta y tres años. Parece mentira que los mayores nos conformamos contentados con tan poco. Es un simple papel, con trazas de un cuidado pergamino bien diseñado. Creo que con un marco adecuado servirá para decorar un espacio en mi rincón preferido donde diariamente paso muchas horas de lectura, escritura y de enlaces amigables a través del ordenador.
-
Realmente tampoco deja de ser un simple formulismo injertado en la susodicha Ley de la Carrera Militar, cuya concesión no es de iniciativa ni cumplimiento espontáneo. Aquí pues es donde radica mi amargura pues son muchos españoles que no podrán ostentar dicho Diploma si no lo solicitan. Debo manifestar, eso sí, que los trámites de solicitud han resultado amables y cumplidores, no podía ser menos pues he sido tratado por verdaderos Caballeros, cuales son los que forman parte del Ejército español.
-
Y en esa lámina en la que figura mi nombre, rememoro mis 20 años, acaudalados de ilusión en el preciso momento en que me incorporé a filas. Una hilera de jornadas encadenadas, tras dejar a la familia: vestir de uniforme, nuevas jerarquías de mando y guía, nuevo ambiente, nuevas costumbres, nuevas amistades –que en el transcurso del tiempo resultaron ser compañeros como hermanos- y otras complacencias al saberse cumplidor y servidor. En definitiva vivir, conquistar , compartir valores y con honradez preservarlos.
-
También en la lámina van acumulados recuerdos, casi los palpo con otro sentido inexplicable pero con ecos que perduran. La instrucción, Jura de Bandera, Cursos de Radio, curso de Cabo, Maniobras, el primer permiso añorado, la correspondencia, Expedicionario en la Campaña Ifni-Sahara 57/58, el ascenso a Cabo 1º , el regreso y una nueva incorporación a una nueva Unidad hasta la licencia y vuelta a casa. Lógicamente, recrearse en cada secuencia sólo depende del grado de complacencia, pues a modo de cinta de celuloide, las imágenes conceden el privilegio de permanecer fijas, usar la denominada “moviola” de lo retrospectivo e incluso acelerarla para olvidar lo que de ingrato y penoso supuso. No importa ni las horas empleadas ni que sus “argumentos” sean de repetición a modo de película antigua…
-
Y como es de suponer, igualmente en la lámina se esconden impresiones personales inconfesables, todos somos humanos acarreando nuestros defectos pensando si en alguna ocasión no supimos cumplir fielmente con nuestro deber.
-
En la lámina, en suma, además de figurar todas mis impresiones, atisbo de manera íntima, todos los sinsabores, dolor y lágrimas ocasionados a mi familia durante mi largo período de conflicto en tierras africanas. Este es el epílogo que yo quisiera desquitar, pero es irreversible. Me consuela saber que lo soportaron orgullosos de mí. Para ellos debería ser el Diploma.
-
Este pergamino es para mí una pantalla panorámica, donde se proyectan a voluntad tanto mi historia como la de mis compañeros, en ella puede salir a la luz una parte de de la Historia de España –quiérase o olvídese- en la que nosotros participamos.
-
Así pues, ante tan valioso tesoro en forma de papiro que he obtenido, sólo puedo manifestar y lo pregono, mi repetido agradecimiento al Ilmo. Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra.
¿Es poco? ¿Es mucho?, alguien lo sabrá.
José Rafael Manuel Sabaté
MANRESA (Barcelona) Mayo 2010