Historias de El Pardo
Un lugar para el recuerdo de los Veteranos del Regimiento de Transmisiones
22/12/2013
Felicitación a Historias de El Pardo
A. Colomina
21/12/2013
Feliz Navidad 2013
José R.Manuel Sabaté
13/12/2013
MEMORIA HISTÓRICA
El año 1957 las agresiones armadas del Ejército de Liberación, brazo armado del Partido Nacionalista marroquí Istiqlal, se suceden por el Sáhara Occidental español. En Diciembre de ese año es atacado El Aaiún. El mando decide iniciar una serie de acciones ofensivas de corto radio de acción para obtener información de contacto. En El Aaiún las más importantes se realizan sobre el oasis del Messeied y Edchera, los días 22 de Diciembre y 13 de Enero de 1958.
El 13 de enero a las 7 de la mañana salía la XIII Bandera de la Legión de El Aaiún en dirección a Edchera para reconocer y obtener información de contacto. Al llegar a Edchera se encuentra con un enemigo perfectamente organizado y protegido al borde de la Saguia que abre un compacto y eficaz fuego contra los legionarios. Inicia la maniobra de envolvimiento la Compañía del Capitán Jáuregui, que va en vanguardia, llegando hasta el fondo de la Saguia con la Sección que manda el Brigada legionario Fadrique. Allí son envueltos y atacados por el frente y los flancos, acabando en el combate cuerpo a cuerpo.
Al morir el Capitán Jáuregui, el Brigada Fadrique, al mando de la Sección, ordena a sus hombres replegarse, quedándose él y el legionario Juan Maderal Oleaga enfrentándose al enemigo para proteger el repliegue de sus hombres.
El 13 de febrero de 1962 se concede la Cruz Laureada de San Fernando al Brigada legionario Francisco Fadrique Castromonte y el 8 de enero de 1966 al Caballero Legionario Juan Maderal Oleaga. Es el último soldado español al que se le ha concedido la Laureada de San Fernando, un legionario, condecoración que es sin duda la que requiere más requisitos y exigencias para su concesión que cualquier otro ejército del mundo.
El Caballero Legionario Juan Maderal Oleaga era un hombre sencillo, de una familia humilde de Bilbao; tenía 21 años cuando murió. Cuenta su padre que Jontxu, como le llamaban en casa, era bajito pero grande de corazón. En 1956 decidió alistarse en la Legión; su hermano José María había sido legionario y él quería serlo. El uniforme era para él lo más importante. Jontxu era feliz, contaba su padre, iba a venir de permiso cuando pasó “aquello”, decía, y aquello era… “Reciba usted mi pésame como padre de un muchacho, casi un niño, y mi enhorabuena como padre de un soldado. Su hijo ha muerto como un héroe”, le dijo el Coronel.
Luego llegaron los homenajes en su barrio, Erandio, el nombre de una plaza y la estatua que le erigieron. Y también apareció la repugnante alimaña vomitando sus entrañas de odio, ETA, amenazando por el homenaje a Juan Maderal acusándole de haber participado en la Guerra Civil cuando por entonces ni había nacido. Aprovechando una manifestación arrancaron de cuajo el monumento erigido en su nombre arrojándolo al Nervión. No descansaba la fiera y el 17 de Marzo de 1979 tres cobardes encapuchados acribillaron a balazos, cuando se dirigía a su trabajo, a José María Maderal Oleaga presidente de la Hermandad de Antiguos Caballeros legionarios de Vizcaya. Era hermano del Laureado Juan, el hermano que había despertado la vocación legionaria del héroe. Siete impactos de tres alimañas etarras acabaron con su vida.
Desde el Sáhara, desde la Saguia el Hamra en el Aaiún, hay una larga distancia hasta la calle Bilbao la Vieja, una larga distancia unida para siempre en el recuerdo de dos hermanos legionarios que amaban a España y a la Legión. Por España han vertido su sangre y ser legionarios les costó a los dos la vida. Pero la vida se da por una causa, por un ideal, por un compañero. Juan Maderal Oleaga murió frente al enemigo por salvar a sus compañeros. A José María se la arrebataron por ser legionario, pero no fue el enemigo quien lo hizo, no fue en ningún combate frente a frente. Fue la cobardía de tres repugnantes personajes, que simplemente al oír la palabra Legión tiemblan y se esconden. Tenían que ser tres o la banda entera para poder acabar con la vida de un legionario y necesitaron siete balazos por la espalda porque tiemblan sólo ante la mirada.
Hoy se ha recuperado la estatua de Juan que se encuentra en la Brigada de La Legión en Almería. Está mutilada porque así salió del fondo del Nervión y ahora es ejemplo para todos los que vestimos el uniforme legionario. Sólo pedimos que España y los españoles no olviden hechos como los aquí descritos. La Legión siempre recuerda y rinde honor a sus muertos. A Juan y José María Maderal Oleaga, al capitán Jáuregui, al brigada Fadrique y a todos los caídos rendimos homenaje.
16/11/2013
LA ROCA
Me moría de ganas por conocer aquella piedra. Un día le dije a mi amigo Meca: prepara el seiscientos que nos vamos de vacaciones.
Llegó el momento, pusimos sobre la baca del pequeño vehículo una maleta y emprendimos la marcha. Era la anochecida del día 2 de junio de 1969. Muchos kilómetros quedaban por delante, pero la ilusión por llegar hasta aquella legendaria roca envuelta en tantas leyendas nos daba ánimos para aguantar encogidos en aquél pequeño habitáculo rodante.
Tras algunas paradas y varios cafés en bares de carretera, divisamos el Puerto de la Mora. La empinada, larga y estrecha subida nos hizo vislumbrar una fila interminable de diminutas luces emitidas por centenares de vehículos que serpenteaban. Nos quedamos mirándonos mi amigo y yo, se nos puso a ambos la piel de gallina al pensar que debíamos subir con nuestro trasto de cuatro desgastadas ruedas por todo aquél camino.
Lo conseguimos, nuestro viejo 600 D, se portó maravillosamente bien. Incluso nos permitimos el lujo de hacer algún que otro adelantamiento a los mastodónticos camiones.
Llegamos a Málaga y ya se percibían las claras del día, el Mediterráneo, a lo lejos, parecía darnos la bienvenida, mi amigo y yo nos apeamos de nuevo del mini vehículo con unas ganas locas de estirar las piernas y tomar algo caliente, tocaba el primer café de la mañana, esta vez acompañado de unas torrijas buenísimas elaboradas por la cocinera del bar Victoria.
Tras fumar el primer Bisonte del día reanudamos nuestro viaje, ya cansados y con las piernas entumecidas cruzamos Estepona y, sobre las nueve de la mañana pudimos ver al fin la piedra, seis kilómetros cuadrados de roca envuelta en una aureola de misterio. El león dormido, una de las Columnas de Hércules, el vetusto Peñón de Gibraltar; sobre su cima y, a modo de sombrero, una nube negra que presagiaba un molesto viento de levante. Detuvimos durante unos minutos el coche para contemplar la panorámica; delante del gigantesco pedrusco, La Línea de la Concepción, una extensa y llana ciudad formada por viviendas unifamiliares y suelo arenoso, con un precioso mar azul intenso.
Por fin llegamos al hotel, mi amigo y yo respiramos tranquilos. El viejo seiscientos se tragó los 700 kilómetros de carretera sin darnos ninguna sorpresa desagradable. Tras una ducha y ropas limpias salimos como una bala hacia el lugar más cercano al Peñón. Realizamos arduas gestiones para poder atravesar la frontera, pero no fue posible. El acceso a Gibraltar era muy restringido, la Delegación de Fronteras y Orden Público del Campo de Gibraltar tan solo concedía algunos permisos en casos muy excepcionales. O, a los españoles que disponían de empleo en la parte británica. Nos acercamos a la Aduana y al entrar quedamos sorprendidos por el multicolor de los uniformes que había en un espacio tan reducido: funcionarios de hacienda vestidos de blanco, el verde de los guardias civiles, el gris de los policías armados, el azul marino de los policías municipales, el caqui de un soldado que hacía guardia al pie de un mástil donde ondeaba la bandera española y, a tan solo unos metros, el color negro de los “bobbies” gibraltareños. Toda una variedad de colores confundían a algunos extranjeros que ignoraban muchas veces a quienes debían dirigirse para realizar alguna consulta. Y después llegamos hasta el puesto fronterizo, el lugar más avanzado hacia el Peñón que estaba permitido llegar. Nuestra ilusión por escudriñar en las entrañas de la roca se esfumó. Nos atraía la misteriosa leyenda de que el fantasma del almirante George Rooke, que falleció cinco años después de ocupar Gibraltar, merodeaba por las galerías interiores del peñasco. También, cómo no, ver a esos antipáticos simios que habitan por la roca y que roban todo lo que pueden —han tenido buenos maestros—. Asimismo, observamos que, a pesar de hacer un día caluroso la gente que regresaba de Gibraltar vestían indumentarias muy amplias y largas. Curioseando nos dijeron que casi todos escondían bajo sus ropas algún cartón de tabaco, preferentemente de la marca ‘555’, o ‘du Maurier’; cigarrillos rubios muy valorados en la parte española. Al parecer, eso no se consideraba contrabando y estaba ‘tolerado’ por las autoridades aduaneras. Aunque tampoco se podía hacer descaradamente ni de forma abusiva. Con estos pequeños extras los trabajadores españoles en Gibraltar se permitían algunos que otros caprichos, prohibidos generalmente para los que laboraban en la parte española.
Al volver sobre nuestros pasos, mi amigo y yo decidimos tomar un tentempié y nos dirigimos hacia la bodega Serrano. Escuchamos una fuerte trifulca, un Land Rover de la Policía Armada estacionado en la puerta. Indagamos a través de unos viandantes y nos enteramos que se trataba de unos militares ingleses —lógicamente libres de servicio y vistiendo de paisano— que, al segundo vaso de vino, se volvían pendencieros, perdiendo toda su flema y buena educación.
Nuestra estancia en La Línea de la Concepción fue de lo más agradable, sus gentes alegres y extrovertidas nos hicieron pasar unas jornadas maravillosas.
Llevábamos cinco días en el Campo de Gibraltar contemplando todas las mañanas al levantarnos la impresionante y enigmática piedra descansando sobre la Bahía de Algeciras. Mi amigo y yo recorrimos toda la zona, incluso un día nos acercamos hasta Ceuta acompañados siempre por una legión de delfines que nadaban graciosamente alrededor de nuestro ferry.
Ya lo teníamos todo preparado para el regreso, pero algo nos hizo alargar un día más nuestra estancia: al día siguiente, el 8 de junio de 1969 se cerraba la verja por decisión del Gobierno Español. No podíamos perdernos ese histórico acontecimiento.
La noche era húmeda y corría la desagradable brisa de levante, la alambrada se encontraba iluminada por los reflectores de las muchas cadenas de televisión que filmaron el suceso, por parte británica la BBC de Londres y muchas otras; por parte española, la única cadena que existía, TVE.
Llegó el momento álgido. Entre centenares de flases, focos, cámaras y miradas afligidas, un miembro del cuerpo de la Policía Armada, dirigiéndose con paso lento, pero firme, se acercó hasta la puerta de la verja y, ceremoniosamente, deslizó un grueso cerrojo de hierro sobre sendos pasadores sellándolo con un candado de grandes dimensiones.
Al día siguiente, mi amigo Meca y yo partimos de nuevo hacia nuestro pueblo con una sensación de tristeza. Primero por no haber podido tocar aquella arcana roca. Después por ver separados dos pueblos que, aunque en ambos ondeen banderas diferentes, están unidos por lazos indisolubles de consanguinidad. Y por último, porque ni a mi amigo Meca ni a mí nos gustan las murallas.
***
12/11/2013
CONDUCTORES
Pese a todo el conglomerado “literario”, lo evidente es que, tras superar más de medio siglo, lo que ha abundado con descaro ha sido precisamente la infinidad de versiones por parte de la prensa y “aventajados-mentirosos escritores que han pretendido acuñarse como historia unos hechos bélicos y/o otros relatos como quién edita una novela de “El Coyote”… Afortunadamente, han dejado una pequeña pero veraz crónica algunos insignes militares (muchos ya fallecidos) que, en realidad, sí pisaron aquellos territorios en época del conflicto, (muchos de ellos eran entonces tenientes). Naturalmente, sin ser periodistas antes, ni ahora políticos, somos muchos todavía los que sobrevivimos para contarlo, pero nuestra condición es de “ciudadano” a secas y únicamente mantenemos los recuerdos. ¿Y qué decir de la política? Ahí está el dilema, porque tanto nuestros gobernantes de turno entonces como los que les han precedido hasta hoy emplearon y emplean idénticos slogans novelescos. La realidad, en definitiva, además de las denominadas “bandas” tuvimos como enemigos a determinados países poderosos, los mismos de antes que a lo largo de nuestra historia auspiciaron semejantes posturas de insolencia y contienda. Y de sobra prevalecen versiones de muchos “entresijos” entre los altos mandos “negociadores” (desde 1957 a 1975).
Lamentablemente, me es imposible olvidar esta página de nuestra historia como la más reciente, pero por otra parte inevitable, si que para abordar el tema que pretendo he empleado un preámbulo a modo de espejo retrovisor para continuar con un recuerdo.
Como colaborador de este Blog, nada me ha satisfecho más que encontrar un espacio totalmente abierto de interrelación entre compañeros que, coincidiendo con el Servicio Militar, un buen número coincidimos como expedicionarios y participamos en la Campaña Ifni-Sahara antes mencionada. El resultado ha sido una participación y aportación clara y sincera de muchas vivencias. Pero, por mi parte, ya desde hace tiempo estaba barruntando la necesidad de no pecar de más olvidos. Por esta razón he decido sacar a la luz un nuevo recuerdo: a los CONDUCTORES, como expedicionarios, de todos los vehículos que nos trasportaron y acompañaron en cada una de las misiones al volante de :”jeeps”, “Dodges”, “Fords K”, aljibes, ambulancias, vehículos de Intendencia, etc., muchos de ellos como agregados, puesto que por aquel entonces la mayoría de las unidades no tenían vehículos propios, incluso la Legión y Regulares. Eran, pues, soldados de reemplazo pertenecientes a Automovilismo, o tal vez a unidades de Caballería Mecanizada. Por eso, desde aquí quiero manifestar mi más profundo respeto y honor a todos estos hombres que, en ocasiones sin conocer su nombre, compartimos y compartieron la amistad, el deber y el riesgo unidos al mayor calor humano. También sufrieron las bajas de muertos y heridos. Seguro que, licenciados afortunadamente hoy, todavía se encuentran muchos de ellos esparcidos por la geografía de España, y no es de extrañar que sientan con el rescoldo de aquel calor agrupados en Asociaciones de Veteranos. Son ciudadanos como yo y todos. No importa su anonimato, fueron compañeros. Pero sí que con uno solo, que recuerdo por su nombre aquí, mi pretensión es abrazarlos a cada uno. Vaya pues mi homenaje y gratitud a todos los Conductores en la persona del compañero JOSÉ SARRIÓN MEDINA, de Morón de la Frontera (Sevilla), felizmente regresado como yo. Fue nuestro conductor del “Dodge” en los días de servicio en la posición de Daora, al Norte de El Aaiún.
Por último, creo que sería de regocijo para este Blog, poder acoger correos precisamente de estos soldados conductores expedicionarios de Ifni-Sahara 57-58. Es posible se pueda conseguir algún contacto y noticias de estas Unidades. Muchas gracias.
José R. Manuel Sabaté
Manresa
Noviembre 2013
05/09/2013
A VUELTAS CON GIBRALTAR
En primer lugar hay un detalle en lo que, al parecer, nadie ha reparado. La zona en la que han arrojado los 70 bloques de hormigón y hierro coincide con el final de la pista del aeropuerto. Yo recuerdo de mi estancia en La Línea de la Concepción, donde estuve destinado durante siete años, que por entonces los aviones comerciales para aterrizar y despegar se veían muy apurados por la poca longitud de la pista. Hoy que las aeronaves son de mayor envergadura, no es de extrañar que los pilotos se quejen de las dificultades que tienen para maniobrar en un aeropuerto tan reducido, por lo que no resulta descabellado pensar que, en un futuro, aprovechando algún problema de índole político o social en España, vean la ocasión de ampliar la terminal. (Hay que recordar que el actual aeropuerto lo construyeron los ingleses en la zona neutral aprovechando la confusión que había durante la Guerra Civil española).
También existe la posibilidad de que deseen independizarse de España en cuanto a las telecomunicaciones, extendiendo un cable submarino que vaya desde Gibraltar al Reino Unido, o a cualquier otro país que no sea el nuestro, naturalmente invadiendo aguas españolas.
De cualquier manera, tanto el Gobierno de España como toda la oposición, deben de permanecer unidos, sin fisuras, a la hora de defender los intereses españoles. Algunos, que no se distinguen precisamente por su patriotismo, han lanzado el bulo de que todo este conflicto es obra de Rajoy para tapar el caso Bárcenas, despertando en la ciudadanía un sentimiento patriótico. Eso es una vileza. El presidente no puede crear un problema internacional para ocultar algo que es del dominio público. Por otra parte, ya ha dado sus explicaciones al respecto en Las Cortes, explicaciones que nos podrán gustar más o menos, pero las ha dado. Ahora hay que dejar trabajar a la justicia que ya hablará en su momento. En cuanto a si este caso despierta o no un efecto patriótico, eso a mi juicio no es malo. Tanto que gustan en nuestro país las costumbres norteamericanas deberíamos aprender de ellos el amor que sienten por el ‘Tío Sam’, (nación y bandera).
Al parecer, el ministro Margallo quiere imponer un canon a los que transiten desde La Línea a Gibraltar y viceversa. Los trabajadores españoles, británicos o de cualquier nacionalidad quedarían exentos de pago. Creo que nuestro ministro de Exteriores ha pecado de incauto proclamando a los cuatro vientos esta medida. Ya se ha pronunciado al respecto la Comunidad Europea manifestando la ilegalidad de dicha tasa. En mi opinión, se puede hacer lo mismo de otra manera. Desde la extinguida aduana de La Línea hasta la verja de Gibraltar hay aproximadamente un kilómetro de carretera. Se puede convertir en autopista de peaje y cobrar un canon especial por su utilización. Naturalmente haciendo una acera o pasillo para peatones que podría utilizarse gratuitamente. ¿Acaso no abonamos un canon nosotros cuando entramos en una autopista?... La inmensa mayoría que visita Gibraltar con sus vehículos lo hacen para repostar gasolina —mucho más económica que en España por estar libre de impuestos—, hacer compras, evadir capitales o traficar con tabaco o artículos que luego pueden revender en nuestro país obteniendo pingües beneficios. Por ello es lógico que paguen una tasa, no por entrar o salir de Gibraltar, sino por la utilización de la autopista. Si encima esa recaudación revierte en un sector español tan castigado como es la pesca, miel sobre hojuelas.
Volviendo a la soberanía de Gibraltar, no está de más recordarles a los ingleses, gibraltareños, y a algunos españoles que se empeñan en justificar todas las tropelías que hacen en la roca, el artículo décimo del Tratado de Utrech:
"España cede la ciudad y castillos de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen, sin jurisdicción alguna territorial y sin comunicación alguna abierta con el país circunvecino por parte de tierra".
Esto es, el Reino Unido carece en Gibraltar de aguas jurisdiccionales ni de territorio alguno y, si España lo cree necesario, no solo puede pasar los controles por tierra que crea conveniente, sino que, legalmente, puede impedir cualquier comunicación vía terrestre entre La Línea de la Concepción y Gibraltar, o viceversa. Si por ejercer nuestro Gobierno sus derechos creen que nos pueden intimidar los ingleses con sus barquitos, van equivocados. España ya no es aquel país aislado y desvalido de antaño, ahora pertenecemos a los mismos organismos internacionales que los británicos, con los mismos derechos y obligaciones. Amenazas ni una, por favor.
Página Web del Autor: Antonio Colomina Riquelme
29/07/2013
“Mi Bandera”, marcha cantable
Comandante director de la Música I Comandancia Móvil de la Guardia Civil.
05/07/2013
¡¡¡ Viva el Regimiento de Pontoneros ¡¡¡
26/06/2013
ENTRE CRISTIANOS Y MUSULMANES
23/06/2013
REGRESO AL CUARTEL… CINCUENTA Y CINCO AÑOS DESPUÉS
Han elegido bien el día, luce el sol, aunque celado a ratos por nubes pasajeras, el aire es puro y la temperatura primaveral. Han dispuesto una considerable cantidad de personal para atender a los visitantes con una amabilidad tan exquisita que merecía mayor concurrencia. Nos ofrecen un bocadillo y un refresco. Mientras nuestro pequeño grupo espera a iniciar la visita guiada, un veterano de mi edad nos cuenta, para mi sorpresa, que entró en ese cuartel en 1950 con 14 años cumplidos. No sabía yo que entonces se admitieran chicos tan jóvenes como voluntarios, todavía me cuesta creerlo.
No logro identificar el lugar hasta que me doy cuenta de que no estamos en el antiguo Regimiento de Transmisiones sino en lo que conocí como Parque Central de Transmisiones.
Comienza la visita en el almacén informatizado de materiales. Nos informan que despachan mensualmente unas 700 órdenes de piezas y repuestos a todas las unidades del Ejército de Tierra con equipos de transmisiones en España o fuera de ella. Tras asistir a una demostración de limpieza y recubrimiento de metales en los tanques del pequeño laboratorio químico, visitamos las amplias naves de los talleres, con luz solar, donde se trabaja en lo que pudiera llamarse matricería electrónica con rayos láser, montaje de equipos, reparación de motores, generadores de campaña y, lo que me resulta más interesante, la instalación de equipos de telecomunicaciones en un potente vehículo de transporte para acompañar convoyes.
No puedo evitar sonreír cuando el atento subteniente nos explica las características de estos vehículos. Se reciben totalmente blindados y se añaden y acoplan en el Parque los variados equipos de comunicaciones: radiotelefonía, interfonía (para las comunicaciones entre los miembros del vehículo) y enlaces por satélite. El vehículo también trae dos asientos, anclados, para el personal auxiliar. Cuando termina las explicaciones le cuento la razón de mi sonrisa al evocar los Dodge con cubiertas y puertas de lona y plástico que utilizaba la Compañía Expedicionaria de Radio en el Sahara en 1957-58: estaciones MK-II precariamente montadas sobre los asientos traseros y antenas de varillas enroscables. Con los tumbos de la marcha por las pistas del desierto teníamos que sujetar los equipos con los pies y tratar de reenroscar las varillas de las antenas antes de que saltaran y se perdieran. Me devuelve la sonrisa el subteniente y dice que eran otros tiempos… Claro, cincuenta y cinco años: toda una vida.
Pasamos al modesto museo que mantiene el Parque: destaca un antiquísimo pianillo de telegrafía movido por pesas (nunca había visto algo igual), una máquina alemana de la II Guerra Mundial para mensajes cifrados y poco más que variados equipos de telefonía. El veterano saluda y es correspondido por todos los que nos encontramos. Debe residir en El Pardo. Continúo pensando en lo de sus 14 años.
Nos piden que nos apresuremos porque acaba de empezar la exhibición de perros amaestrados de la Guardia Civil. Los perros muestran sus habilidades y disciplina, no sorprende porque ya lo hemos visto frecuentemente en la televisión.
Va a comenzar el concierto de música militar en el patio de armas. La audiencia es notable bajo las carpas preparadas para invitados. Como estoy irremediablemente sordo, prefiero deambular por los lugares que realmente quería visitar: las instalaciones del Regimiento. Vuelvo a admirar los bellos edificios neoclásicos con cenefas neomudéjares de ladrillo rojo y enfoscado blanco que cumplirán cien años en esta década, pero me sorprendo de no sentir ninguna emoción al recorrer sus calles perfectamente alineadas y me doy cuenta de que mis emociones, mis sentimientos de compañerismo, de ayuda mutua, de confidencias, de amistad, de sacrificio, de ilusiones, que suelen asociarse a la vida de milicia corresponden a los ocho meses que compartí con mis compañeros en el Sahara.
Descubro el edificio de la que fue mi compañía: la 1ª de Radio. Dos carteles en la puerta dicen CECOM y ALOJAMIENTO Y VESTUARIO MASCULINO. Me hubiera gustado recorrer las plantas de dormitorios pero no encuentro a nadie que me autorice. En el cuerpo de guardia me dicen que todo está transformado, que no lo reconocería porque se han parcelado en habitáculos más pequeños. Me acerco a la pequeña cantina que recordaba. Continúa en el mismo lugar pero ahora es enorme y bien surtida, tiene aseos y hasta duchas. No parece haber mucha actividad, probablemente porque hoy es un día especial. Encuentro algún grupo de soldados (chicas y chicos) practicando la instrucción como hacíamos nosotros. Pienso que tendrán las mismas ilusiones que teníamos. Nos diferencia el equipamiento. Estupendos uniformes de campaña de diferentes tonalidades, magníficas y variadas botas, boinas de colores, armas modernas, cartelas que les identifican por apellido, rango y unidad militar. ¡Qué diferencia con los monos caquis, las alpargatas blancas y los mosquetones de hace 55 años! Me parece observar un trato respetuoso, pero mucho más distendido que en mis tiempos, y que el porcentaje de chicas supera al 14% que acabo de leer que componen el ejército actual.
Una grata sorpresa: el botiquín está en el mismo sitio que conocí; también el comedor de tropa y el de mandos. Aquí parece que se hubiera detenido el tiempo. Pero no, porque al lado del botiquín, en lo que creo recordar que era la compañía de Parques y Talleres, veo un letrero que dice ALOJAMIENTO Y VESTUARIO FEMENINO. Me parece el mejor símbolo del cambio.
Termina el concierto y nos ofrecen el desfile de una compañía en filas de a nueve. Continúan ordenándose por estatura, así que hay abundancia de chicas en las últimas filas. Recuerdo lo difícil que era desfilar de a nueve y lo mal que se me daba la instrucción.
A la salida nos obsequian con una bolsita que contiene pequeños recuerdos. Camino del autobús descubro que el acuartelamiento ya no se llama Regimiento de Transmisiones sino UNIDADES DE TRANSMISIONES. Releo el folletito que nos han dado a la entrada y veo que ahora lo componen cinco unidades de transmisiones: el Parque y Centro de Mantenimiento de Material de Transmisiones (PCMMT); la Unidad de Transmisiones del Mando de Artillería Antiaérea (UTMAA), que me parece que es heredera del antiguo Regimiento de Transmisiones; la Unidad de Guerra Electrónica (REW 31); el Parque y Centro de Mantenimiento de Sistemas Hardware y Software (PCMSHS) y la USAC Zarco del Valle, que es la unidad de Servicios de Acuartelamiento. Todas ellas bajo un único mando.
En el autobús, de vuelta a Madrid, coincidimos ambos que habíamos pasado una agradable mañana. Desde aquí, agradezco las atenciones y les deseo suerte en futuros empeños.
Texto y Fotos: Francisco Acebes
Junio de 2013
16/06/2013
Jornada de Puertas Abiertas
02/06/2013
18/05/2013
GUARDIAS DEL REGIMIENTO DE S.E. EL JEFE DEL ESTADO (AÑO 1960)
13/03/2013
Metopa del Regimiento
“Hola, Blog buenisimo, grandes recuerdos, yo estuve de camarero en el bar de oficiales, reemplazo 5º del 82, casi nada lo que ha pasado, entonces llevaba el bar y la cantina el teniente JOSE AIMEIJEIRAS TEIJEIRO muy buena persona. Me acuerdo del Capitán PESQUERO de el Pardo, espectacular persona, bueno, me pongo a decir nombres y no acabo, envío una foto por si puede interesar, si os gusta más adelante enviaré alguna más.
23/02/2013
Hace 32 años…
Suele ser habitual no percibir el paso del tiempo hasta que nos detenemos a recordar un acontecimiento concreto o una experiencia vivida. Es en este momento cuando nos paramos a calcular la diferencia temporal entre el presente y ese acontecimiento que nos llega a la memoria. Sólo entonces exclamamos la conocida expresión “el tiempo vuela”.
Así, recordando tal día como hoy, 23 de febrero, pero de hace treinta y dos años, esa expresión vuelve a aparecer en el horizonte. Para muchos serán pocos años, sobre todo para los más veteranos de este espacio. Para otros será una franja de tiempo que no llegan a alcanzar porque todavía no habían nacido.
No es mi intención traer a colación los acontecimientos acaecidos en aquella fecha. De sobra son conocidos para los sectores poblacionales anteriormente citados. Pero ya sea porque aquella experiencia se viviera “en directo” o se tenga noticia de ella a través de los libros de historia, debería ser motivo para hacernos reflexionar sobre el clima de crisis. incertidumbre y desasosiego en todos los órdenes que en la actualidad estamos viviendo.
Aquellos años eran el inicio de un camino en el que se abrían las puertas para la esperanza y la ilusión. Hacía muy pocos años que había sido promulgada la Norma Vértice que, con su “espíritu de consenso”, superó paulatinamente no pocas de las dificultades que por entonces atenazaban la conciencia de los españoles.
Hoy, treinta y dos años después, aquel mítico y casi legendario “espíritu” parece tambalearse peligrosamente a merced de las veleidades de la clase política que no acaba de afrontar en su justa medida la tarea de superar el enrarecido ambiente que flota en no pocas de las actividades cotidianas de la ciudadanía.
Todos coincidiremos en que tanto las crisis económicas como las sociales tienen un “iter” y que no son indefinidas. Pero si por cualesquiera motivos seguimos empecinados en no vislumbrar el camino de la recuperación y del crecimiento, aquellos históricos años que vieron nacer nuestra joven democracia no habrán servido para nada.
Con independencia de ideologías o afinidades políticas, todas perfectamente respetables, es el momento de establecer un objetivo común, dejando atrás la oratoria del “y tú más” para caminar todos juntos por la senda del crecimiento.
Desde este espacio, así lo deseamos.
Saludos desde Tudela.
06/02/2013
Locutores de trinchera
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https://docs.google.com/file/d/0B8d4Yqx_2B5IcG1nX3ZsaGJocEU/edit?usp=sharing
30/01/2013
Historia Militar- Ifni-Sahara 57-58
https://docs.google.com/file/d/1dT6wrCqZ4aahE88ktMlRT_twCarhGuL1a6R9zCVCAmFXhMTz4MNNMKmb6A9t/edit