Parece que fue ayer, sin embargo quiero referirme al año 1957 del Siglo pasado. Y lo hago sirviéndome de mi memoria, sin manejar fuentes ni textos, simplemente de estos 60 años transcurridos. ¿Qué valor tiene la historia? Naturalmente poco la derivada del olvido –inducido-; ni siquiera por humanidad. Ahora, el volver a insistir en determinados episodios nacionales, es tanto como “predicar en el desierto”, y, del desierto es ésta mi glosa.
Si retrocedemos a esos 60 años, existen unas páginas de nuestra Historia que bien pueden considerarse de honor y servicio a España; sus protagonistas, un buen puñado de jóvenes y sus mandos directos, que, en cumplimiento del servicio Militar, pisaron las ardientes tierras de la entonces África Occidental Española. Es más, fueron protagonistas de enfrentamientos como combatientes –junto con la Legión, Regulares y profesionales de fuerzas de Mar y Aire- en el transcurso de los meses que duró la pacificación en Sidi-Ifni y Sahara. Muchos perdieron su vida, otros heridos; fue esta su contribución en definitiva y, lamentablemente por “una causa perdida”.
Y fue a partir de la Ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar (Número expediente 713/000456), cuando se atisbaron síntomas de interés, promovidos con infinidad de gestiones ante estamentos del Gobierno, llevadas a cabo por la totalidad de Asociaciones de Soldados Veteranos de toda España que participaron en aquella contienda. Mientras, ante tanto intento fallido, al día de hoy no hemos conseguido ningún reconocimiento, ni tampoco moral, además de contemplar la denigrante
desaparición de las hojas de la Historia patria de todos. ¿Cuál es el origen infausto de esa omisión definitiva?... ¡Qué suerte tuvo otrora la Historia con la generación de escritores del 1898 !
Pero como lo importante es el recuerdo, acompaño un conjunto de efectos alusivos a la aportación con que el Regimiento de Transmisiones nº 1 de El Pardo participando con una Compañía Expedicionaria de Radio, de la que formé parte. Coincide la fecha del 29 de Junio de 1958, la de nuestro regreso, llegada y recibimiento al Cuartel. Y de nuevo, un recuerdo al que no pudo estar con nosotros el Cabo 1º Francisco Fernández Mayoralas Ruíz. Sea esta una manifestación de solidaridad con todos los expedicionarios combatientes y caídos.
Un abrazo.
José Rafael Manuel Sabaté