Sería faltar a la verdad, por mi parte, negar que durante mi estancia en el Regimiento todo fuera de color de rosa. En cómputo global, el recuerdo es grato...pero ya que dos insignes colaboradores de este blog han mencionado "la cara negativa" de sus recuerdos, yo también me animo a contar uno de los mios. Entiéndase esto como la narración de una experiencia y no como otra cosa, pues en definitiva, de lo que se trata aquí es de rememorar los años de nuestra juventud en El Pardo. Momentos buenos y malos componen por igual el devenir cotidiano de la existencia...todo depende de la "balanza" que cada cual use.
Corría el verano de 1980, agosto para ser exactos. Un conocido teniente de la época que tampoco voy a nombrar, siguiendo las directrices del blog, siendo yo Cabo 1º de Semana, tuvo un detallazo conmigo que distaba mucho de la, por entonces, percepción que yo tenía de la vida militar. Recuerdo que mis aspiraciones de aquellos años eran el ingreso en la Academia General Básica de Suboficiales, cosa que levaba ya algunos años intentando, por lo que mi conducta era más próxima a la de un Suboficial que a la de un soldado de reemplazo...por lo que todas mis funciones las cumplía con el rigor que mis galones me permitían.
Pues bien, un sábado por la mañana, como todos los sábados, se hacía zafarrancho de limpieza en las compañias. Mi cometido era que a la hora de pasar revista, todo estuviese en perfecto estado y el personal solía responder. Aquel sábado, salió impecable. La compañia quedó de lujo. Lo que yo entedía era que debía hacerse y no porque un oficial fuese a pasar revista, sino porque el orden y la limpieza debían prevalecer por sensatez.
Y llegó la hora de la revista...cosa que no se materializó porque el cuartelero me llamó para decirme que el teniente estaba en la puerta de entrada, abajo en la calle, esperándome por que no iba a subir.
Bajé con la celeridad que me caracterizaba, presentándome con la marcialidad habitual impropia de un soldado de reemplazo...¡A la orden mi teniente!, sin novedad en la compañia...
Y estas fueron las palabras del oficial: "primero, una semanita en prevención...la compañía está echa un cristo...y por tu culpa...la tropa sin paseo...así aprenderás...para que te enteres de lo que es un Cabo 1º...".
¡A sus órdenes, mi teniente! (y el taconazo habitual).
Por aquel entonces, para mi, una orden era una orden...cumplí la semana en prevención, y la gente no salió de paseo aquel sábado...Podrá parecer una tontada pero el recuerdo que me queda de la compañía que no pudo salir "por mi culpa" duró bastante tiempo.
Este teniente destacaba por cosas similares así de "brillantes"...Afortunadamente, como digo en el inicio de esta entrada, no todo era así, y la conducta de la mayoría de oficiales y suboficiales era sumamente correcta, dentro de sus cometidos.
Pero ver cómo la gente que horas antes había puesto mucho empeño en dejar una compañía como los chorros del oro no pudiesen salir de paseo me supo a "cuernos".
En fin, de todo tenía que haber...Pero permítaseme insitir en que "mi balanza" siempre se inclinará en el sentido positivo del recuerdo, en lo que a mandos se refiere. Si no ¿a qué fin este blog?.
Gracias por vuestra paciencia al leerme y saludos desde Zaragoza