Nochebuena de 1980

A más de uno le llegará a la memoria esos momentos de angustia que se vivían cuando la noche del 24 de diciembre tocaba pasarla en el Regimiento.
En mi época, no había distinción en cuanto a guardias y esa noche se cumplían sin ningún tipo de difefencia.
Eso sí. La cena, por orden del Coronel, fue especial. Así como la permisividad en cuanto a lo tocante a la "cantina", pues se dispuso que no se cerrase mientras hubiera un soldado con ganas de echarse el último "calimocho".
Yo estaba de Semana y con la gente de Plana Mayor "me quité los galones" por un momento. Pero siempre se ha dicho que "quien no sabe mear no debe beber" y a eso de las 3 de la madrugada se corrió la noticia de que alguien de mi compañía había rajado las ruedas de tres de los camiones que debían salir a las 5 a recoger las cestas del pan.
Íntuí que aquello iba a traer malas conscuencias. Así fué.
A las 7 de la mañana se tocó "generala" y se dió orden de "acuartelamiento". Se cerró la verja de la Puerta Principal (que yo nunca había visto cerrada) y a partir de ahí, todo el día 25, estuvimos, suboficiales incluidos, en permamente "orden de combate" por disposición del entonces Coronel Carlos Laorden Ramos. Cada 15 minutos había que formar en el patio de armas con uniformidad diferente, flexiones, instrucción, "firmes" durante 30 minutos en posición de "suspendan", etc... hasta que apareciesen los responsables.Cosa que no ocurrió.
Fue el día más duro de los que recuerdo de los 5 años que estuve en el Ejército.
Nunca se supo la autoría de estos hechos, pero ese día de Navidad el Regimiento estuvo más próximo que nunca al más rígido de los vividos en la Legión por esos días.