
Los desayunos, comidas y cenas se consumían también en el Cuerpo de guardia. Había que ir a por el rancho a las cocinas. La comida era de mediana calidad. Aunque tampoco comía mejor el oficial de guardia. Un día ví cómo un gastador traía la cena para el oficial en una bandeja y lo que se veía era sólo: una sopa de aspecto aguado, tortilla francesa y una mandarina. Pero tenía la ventaja de acudir al bar de oficiales a reponer fuerzas y a la tropa de guardia no se le permitía ir a la cantina, por lo que, gracias a los buenos compañeros fuera de servicio, nos traían los bocadillos y cervezas que les encargábamos.
De las “Memorias de ex cabo 1º de Transmisiones”.
En la imagen, momento de la guardia en la puerta de la armería (año 1965)
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